Este año els bolets han brillado por su ausencia en Catalunya: un auténtico dramón para un pueblo obsesionado con la micología en su vertiente más zampona. Al final, nos hemos conformado con comer unos pocos, por ejemplo éstos con unas cintas y un poquito de guisantes y habas que estaban bien ricos.
El buen rollito fue más que manifiesto con el vino blanco Marqués de Alella que acompañó este rico plato:
Ays, qué pinta. =___)
ResponderEliminarÑam ñam!
ResponderEliminar