Fuimos de paseo con Marina a comprar unas cuantas cosas, y, aunque ya lo conocía, la llevamos al Mercat de Sant Josep, que siempre es divertido, en especial a las frenéticas 12:00 de un sábado. En La Boquería los paradistas son bastante canallas. Así, cuando pasamos al lado de un puesto de pescado, prácticamente nos tiraron a la cara un par de lubinas salvajes a las que lógicamente no pudimos decir que no, y aquí está uno de sus lomos bien limpito y con su guarnición para el disfrute de padres e hijos:
Lo hemos pasado fenomenal con las visitas. Por favor ¡volved cuanto antes!
En las contraindicaciones de vuestro blog debería decir claramente que NO se puede visitar a la hora de la meriendaaaaaaa. Siempre se me hace la boca agua!
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